Capítulo 2: El principio del fin

Segundo capítulo de la historia de Layla, personaje creado para la iniciativa Dioses del Olimpo.
AVISO: El báculo existió pero no hay pruebas que verifiquen que siga existiendo, el mito es inventado.
Primer capítulo

Capítulo 2: El principio del fin

*Flashback*

- Layla, no creo que sea buena idea - me dijo mi hermano un poco inseguro.

Estábamos en medio de una búsqueda, teníamos que encontrar el mítico báculo de Asclepio, el cual se decía que tenía el poder de resucitar a los muertos y de curar de las más graves enfermedades. Según la profecía se encuentra en el Monte donde nunca se pone el sol, pero nos está costando encontrar ese dichoso monte.
Si tardábamos más de dos semanas en llevarlo al Campamento todos estarían muertos y no podríamos impedirlo por más que lo intentáramos.

*Fin del Flashback*


- Creo que sabes porque te he hecho venir aquí, la profecía no se cumplió y nadie murió, hecho que me inquieta y en cierto modo me preocupa. ¿Que has estado haciendo estos años si se puede saber? - preguntó Quirón dándose cuenta por fin de que era prácticamente imposible que estuviera viva después de cinco años sin dar una mínima señal.

- No lo se, creo que pasó algo cuando encontramos el báculo. Ahora que sé que Dean esta muerto y aunque me duela saberlo se que si recuerdo lo que pasó y encuentro otra vez el báculo, todo volverá a ser como antes - dije intentando convencerme a mi misma. No me gustaba derrumbarme, y menos delante de gente que parecía ser más fuerte que yo. Me miró durante unos segundos evaluando que hacer, teniendo en cuenta los acontecimientos que parecían ser

- Creo que es hora de que hagas una visita al Oráculo - dijo simplemente y me señaló el camino, aunque los dos sabíamos perfectamente cual era.
Me preparé mentalmente para volver allí, la última vez no es que el oráculo se comportara muy bien, después de todo esa profecía falsa me había hecho perder a mi hermano. Parecía que me estuviera esperando y en cuanto pisé la estancia el Oráculo empezó a hablar.

Un sacrificio tendrá que tener lugar

para todo volver a su lugar.

Al monte sin luna marcharéis

pero no todos regresaréis.

Tendréis que hacer una elección.

El mundo se salvará o perecerá.

¿Y si es otra profecía errónea? No sería la primera vez. Salí de dudas cuando un fuerte temblor se produjo y se propagó el pánico en el campamento. Eso solo significaba una cosa, la cuenta atrás había comenzado, ahora solo era cuestión de tiempo que todo se derrumbara.